El empresario y bodeguero Eduardo Tuite ofrece la oportunidad de convertirse en productor a cambio de una baja inversión de medio y alto rendimiento en el corto plazo
Convertir la pasión por el vino en un emprendimiento rentable nunca estuvo más cerca para quienes viven lejos de las tradicionales regiones vitivinícolas, como Mendoza o Salta. En Campana, provincia de Buenos Aires, a solo 45 minutos de auto de la ciudad, Bodega y Viñas Gamboa ofrece la posibilidad de invertir en real estate, en viñedos y en una bodega. ¿El sueño del vino propio?
Bueno, mucho más que eso: es la posibilidad de vivir una experiencia donde el socio aprende todo lo que implica la elaboración del vino, participa de las distintas actividades del viñedo (como la cosecha o la poda), con una inversión que va aumentando todos los meses, en dólares.
Es el caso de Ignacio Ramos y su esposa Luli Mazzucchi, que siempre soñaron con hacer vino. “Desde que nos conocimos, disfrutamos mucho de la buena cocina acompañadas de buenos vinos”, cuenta este ejecutivo administrativo de 39 años, que con la cosecha 2023 de su vino “Atelier” ya facturó más de 600.000 pesos.
Además, su Pinot Noir elaborado en Gamboa con el asesoramiento de la enóloga Gabriela Celeste obtuvo los reconocimientos de“Vino Más Vendido” y “Mejor Vino” en una de las últimas ferias organizadas por la asociación de Viñas y Bodegas Bonaerenses.
De la venta a la producción
Como le pasó a muchos durante la pandemia, los Ramos tuvieron mucho tiempo para decidir de qué manera se iban a lanzar a la aventura de trabajar y vivir del vino. Reconocido en su trabajo y en el barrio privado donde viven, los Ramos primero se lanzaron a nivel local a través de la comercialización de vinos online.
“Vimos en el encierro una oportunidad y no la dejamos pasar -cuenta-, creamos un espacio en Instagram y desde @ateliervinoscatados comenzamos a organizar catas, primero online y después a pequeños grupos de amigos y conocidos interesados en el vino”.
Cuando la situación social comenzó a normalizarse, “en el verano del 2022, lo planeamos bien y nos organizamos para seguir desarrollando un negocio que hasta antes de la pandemia no existía”.
En ese lapso Ramos seguía rindiendo exámenes –estudiaba la carrera de sommelier en la Escuela Argentina de Sommeliers (EAS)-, y en esos mismos días, cuenta, “comenzamos a trabajar con las primeras empresas, siempre teniendo en cuenta que todos los vinos que comercializamos, primero los catamos nosotros”.
“No estábamos dispuestos a dar un paso en falso -asegura Ramos-. Mi objetivo fue aprender todo de ese mundo” explica y agrega “ojo, no solo de vinos, todo sobre el negocio”.
“En 2022, a través de un amigo sommelier, conocí el proyecto de Bodega y Viñas Gamboa. Fuimos junto con mi mujer a conocer las viñas de Campana y apenas dimos unas vueltas por los viñedos nos miramos y enseguida nos dimos cuenta que aquellas charlas de cuando teníamos 25 años podían dejar de ser un sueño”, dice Ignacio y agrega: “soy alguien muy decidido, en casi todos los aspectos de mi vida”.
Los Ramos no tardaron en tomar la decisión, tenían ahorros y no dudaron que las viñas de la zona de Cardales era una gran oportunidad y no la podían dejar pasar. Invirtieron u$s 10.000 dólares en la primera parcela de Bodega y Viñas Gamboa, convirtiéndose así en el socio Nº 1 del primer emprendimiento vitivinícola de real estate de la provincia de Buenos Aires.
“A solo 20 minutos de mi casa [vive en Pilar], podía seguir trabajando en la empresa, junto a mi mujer seguir atendiendo el negocio de venta online, catas y, además, seguir estudiando”, explica Ramos pero aclara: “el negocio lo pensamos juntos, no era solo pensar en sacar uva para tantas botellas y vender y empezar a recuperar la inversión. No, con Luli lo pensamos más como negocio inmobiliario y además poder disfrutar con mi familia con mis hijos y padres el proceso de hacer nuestro propio vino”.
Hasta el momento la familia Ramos ya invirtió en 4 parcelas, producen uva para unas 600 botellas de vino, compartiendo esta experiencia creativa con los otros 20 socios/accionistas de Bodega y Viñas Gamboa. El paso siguiente es seguir invirtiendo en el negocio del vino, buscando mayor volumen y calidad de la mano de profesionales del vino que lo acompañan en la aventura de convertirse en bodeguero y vivir de una industria tan apasionante como la del vino.
Viñedos, restaurante y (futura) bodega
Establecida en Campana, más precisamente en el Km 65 de la Ruta Nacional 9, justo al lado del reconocido Sofitel Cardales, Bodega y Viñas Gamboa cuenta con más de 10 hectáreas de viñedos y un restaurant dirigido por el chef irlandés Edward Holloway.
De diseño sustentable, el restaurante tiene una capacidad para más de 150 cubiertos, un enorme salón de catas u una cava que alberga vinos propios de Bodega Gamboa, junto con los de otras etiquetas destacadas de bodegas de Mendoza, Salta, San Juan, Río Negro y, claro, de la provincia de Buenos Aires.
“El viñedo es un proyecto que tiene 13 años”, cuenta su CEO, el empresario Eduardo Tuite, que destaca que a pocos metros del emprendimiento gastronómico se está construyendo una importante bodega para uso propio y de los asociados al proyecto, dueños de parcelas en el viñedo.
Más allá de poder ir a disfrutar de los viñedos, el restaurant y los vinos de Gamboa, Tuite asegura que adquirir una parcela en el viñedo es de las distintas variantes de inversión de la economía real. "La oferta de Gamboa no es una simple compra de un terreno, es una muy seria posibilidad de invertir en un viñedo, de convertirse en productor vitivinícola, de hacer vinos y de hacer negocios con la producción de la uva”, concluye el empresario.
Participar en los trabajos de viña como cosechar y podar su propia parcela y vivir la bodega como parte, ya que en ella estarán las barricas con las marcas de cada socio ( cada uno puede desarrollar su marca y etiqueta apoyado por un agente de marcas y una diseñadora).
La bodega contará con espacios propios y exclusivos para los socios, podrá tener su locker donde estibar sus botellas. Además, la bodega tendrá pronto una gran cava con capacidad de guarda de 3.000 botellas a la que los asociados podrán acceder y compartir en exclusiva.